jueves, 20 de febrero de 2020

Desde fuera de las tablas.



Tras varios años disfrutando del Concurso de Carnaval, desde la admiración siempre, he llegado a varias conclusiones que quería compartir con vosotros. Lo hago desde la libertad que me da esta tribuna, a la que algunos os asomáis.



  • He aprendido que, de puertas para adentro, en el López de Ayala, el Carnaval desaparece y nos queda un concurso. Un concurso en crecimiento a pesar del decrecimiento en número. (Esto último tiene para un post). Gran nivel el de este año.


  • Creo firmemente que el respeto entre murga y público debe ser mutuo, pues nada son el uno sin el otro. ¿O qué sería de un concurso de 40 agrupaciones con un teatro vacío u ocupado por familiares que únicamente van a aplaudir a los suyos? ¿Y qué sería de nosotros, los aficionados, sin estas dos semanas que renuevan nuestras bandas sonoras?

  • El Carnaval no es una ciencia exacta. Lo que a unos gusta a otros no tanto. Como decía el Noly (sí, el de Cádiz, no tengo complejos a la hora de hablar de otros carnavales) “la gente cree que sabe de carnaval y de esto nadie sabe”. Hay gente que sabe hacer carnaval, pero es que el carnaval es un baúl en el que caben muchos disfraces. Historia de nuestro Carnaval es lo que hizo Dakipakasa con Las Marionetas o los pescaderos de Jarana. Muy distintos y sin embargo ambos geniales.


  • La experiencia me ha demostrado que recibimos las críticas de peor modo que los halagos y que afectar afectan, aunque vengan de quienes no nos importan. Los halagos siempre son merecidos y las críticas siempre injustas. Pocos dominan el arte de hacer examen de conciencia. 

¡Ah! Y que hay que saber elegir a quien criticar. Con algunas murgas todo vale, pero mucho cuidado con entrar en arenas movedizas.

  • He llegado a la conclusión de que esta no es la fiesta de la libertad. O al menos la libertad solo tiene una dirección. Se pide libertad desde el escenario, desde las coplas, pero no es recíproca. Hay gente que tiene puño de hierro y mandíbula de cristal y eso, no es justo. ¡Ojo! Afortunadamente son excepciones.

  • Pienso (y ojalá el tiempo me quite la razón) que el concurso de Carnaval en Badajoz es poco valiente y muy interesado. Creo, y me da mucha tristeza, que el veneno de febrero cada vez cala más los huesos.

Me recuerdo, hace ya algunos años, con una libreta, haciendo un itinerario con dos amigas para aprovechar al máximo los 5 días de verdadero carnaval. En el piso de estudiantes, con los audios descargados en pésima calidad estudiando las letras para cantarlas en los bares, coleccionando revistas y mendigando por una chapa. Quizás era otra época, quizás he elegido un mal camino desde ese momento hasta aquí. Quizás no conocía como ahora algunas de las interioridades del concurso. O quizás entre todos estamos cometiendo fallos que no benefician al carnaval.

Mis disculpas por la responsabilidad que me toque. Mis disculpas por haber querido siempre vivir de forma intensa la fiesta y ser parte de este carnaval, sin tener la capacidad ni la suerte de poder subir a vuestras tablas.

Y gracias, gracias a todos los que formáis parte de esos maravillosos recuerdos. Gracias a todos los que de una forma o de otra sois y hacéis Carnaval.

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