domingo, 16 de febrero de 2025

DESDE VUESTRO UNIVERSO. Por Ángel Cordero

Permitidme de nuevo entrar en vuestro universo. Soy consciente, que nunca pisé como murguero para cantar  vuestro templo,  el Teatro. No por ello dejo de profesar y respetar vuestra religión, la cual me gusta y sigo.

Siempre desde el respeto a esas reglas no escritas que tiene. Observando, escuchando, aprendiendo, dejándome llevar, en silencio; para después contarlo.

Repito, seguidor, desde muy pequeño, hasta peregriné junto a vosotros, por varios templos, en aquellos años de concurso tan itinerante.

Por eso con vuestro permiso, voy a cruzar de nuevo ese umbral,  a vuestro particular mundo y cielo,  a vuestro universo murguero.

Ese universo, de libretos de letristas, en el que plasman y se afanan sacar sus letras; desde ese taller tan íntimo y tan interior, de donde salen las rimas y versos de pasodobles. La gracia y picaresca de un cuplé. El remate del estribillo que se pegue fácil al oído. Y las cuartetas hiladas para un popurrí que llegue y te mantenga en vilo hasta la siempre sentida despedida.

Ese universo de pentagramas que meterán las letras, esos “hombres orquesta”, los músicos, al típico soniquete del tres por cuatro. El repertorio irá tomando forma y vida, cuando las cuerdas de las guitarras pongan su voz tan particular mediante esos sonidos en formas de “quejido” y “punteados”, no hay sonido tan celestial como el oír  hablar a una guitarra, lo que expresan las manos sobres sus cuerdas… arte y sentimiento encontrados.  Y el son y compas que remata el pentagrama para la letra, el de la caja, el bombo y los platillos.

El universo al que el resto de la murga,  a todo lo anterior pondrán voz, vida e interpretación. Veinte minutos de repertorio para defender en las tablas del templo, veinte minutos para… no sabemos, el tiempo y el jurado dictaminaran.

Ese universo, de coloretes, de serpentinas, disfraces y tipos, turutas, ¡bendita turuta!, o “pito”, que nunca se pierda su uso.

Universo con sus particulares Dioses carnavaleros, a los cuales nunca se debe olvidar, porque de este modo se mantendrán siempre vivos en nuestra memoria y en la fiesta.

La guitarra, el desparpajo y el arte de Carlos Ruperto. José Carlos y el compas de su bombo. La gracia, la picaresca de José Tomás, “cara huevo” y “Calín” poniendo siempre su sello a esta murga tan celestial, a la que ellos siguen diciendo que “el nombre da igual”. Y en las letras nuestro eterno “capitán”, Pablo Julio, el capitán de nuestro carnaval. Y seguro que tantos y tantos murgueros a los cuales hoy no menciono, que ya nos dejaron, pero que también pertenecen a esta murga tan celestial, y,  a la que tanto debe nuestro concurso y el carnaval, que nunca mueran en nuestra memoria estos murgueros.

Ese universo de local de ensayo, de nervios, de risas, también de enfados. “Llegamos o no llegamos”. “Como va el escenario”. ¿Está el tipo?; ¿Hay que hacerle algún ajuste?. Se repasa el repertorio, se hacen los ajustes, se la da un último ensayo… ¡Ya!, queda cerrado…

De aquí a la hora de la verdad, al templo, el teatro. Permitirme de nuevo que sea su voz , de este día y en este especial rito.

Las puertas están a punto de abrirse. Camerinos que encierran nervios, en las paredes se palpan esas voces guardadas. Hay como una neblina y ese olor tan característico que desprende la laca y las pinturas de los maquillajes. Los tipos colgados en perchas parecen salidos de cuento, a la espera de cobrar por fin vida. Silencio tenso. Maquilladoras con ese pequeño ejercito de pinceles que pasean las pinturas por las faces de los murguer@s, como si se tratara de un cuadro y van dando vida a la máscara del tipo. Peines y laca que viajan a las pelucas a donde requiere el tocado del tipo. ¡Se cae un bote!, que rompe ese silencio de tensión y concentración. Alguna risa suelta. Toca ponerse el tipo, ajustarlo, se coloca la chaqueta bien a los hombros, la peluca y el gorro, ¡la capa, va bien así!. Nervios. La emoción sube por momentos. La sala de máquinas de la murga afinan las guitarras. Repique de nudillos sobre la caja. Voces que se afinan. ¡Suena el golpe del bombo!, ¡¡estamos!!.

En el pasillo de camerinos se canta la presentación y un pasodoble. Se van compactando las voces. ¡Todo perfecto y afinado!. Llega la hora. Al escenario…

Fuera, en la calle todo es expectación, nervios, comentarios, especulaciones… Hay ambiente, aunque sea el primer día y preliminares. En la puerta del teatro, se junta la ciudad que espera el concurso y la otra que de momento mira y vive ajena en su día a día  al carnaval, siguen a lo suyo. Y por fin se abren las puertas…

Dentro en el escenario la tensa espera, nervios, corazones al borde de la taquicardia, y el bombo que calienta el ambiente… Pero antes que la regidora de la voz, quería dar las gracias por permitirme de nuevo cruzar ese umbral, y escribir desde ese espacio intermedio, desde mi universo mitad realidad, mitad fantasía y sentimientos, pero siempre desde mis conocimientos y respeto hacia vuestro gran universo, el gran templo, el teatro, nuestro carnaval y nuestra ciudad.

¡Llamada de la regidora!, Todo está consumado. ¡Mucha mierda!. Suena la frase esperada ¡¡VA TELÓN!!…

Mucha salud y mucho Carnaval.

Que disfruten y sean felicites.

Ángel Cordero.



1 comentario:

  1. Siempre con elegancia y mucho arte.Que buen comienzo de carnaval

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